PARADOR COSTA DA MORTE
30PROYECTO
Aire, tierra, mar y fuego
Galicia en estado puro se respira en el parador Costa da Morte en Muxía. El mar y
los vientos que azotan la costa Norte gallega penetran en sus muros inspirando un
proyecto de interiorismo desarrollado por Grupo Ramón García y Sutega.
El Camino de Santiago termina en el Cabo Fisterra, lugar que
también se consideraba “el fin del mundo”. A pocos kilómetros de
este hito geográfico se encuentra el Parador de Costa da Morte, en
una parcela de 128.000 m² sobre la Playa de Lourido, en Muxía.
Su arquitectura está concebida para el disfrute del entorno desde
todos sus espacios, y originariamente lo diseñó el arquitecto gallego
Alfonso Penela, que ideó un edifico construido en terrazas sobre
la ladera con un foco muy especial en el cuidado del medioambiente
y el respeto por el paisaje. Su forma escalonada se adapta al
desnivel del terreno, integrándolo -y enterrándolo- en la orografía.
“El edificio desde fuera parece más pequeño porque está enterrado,
es decir, tiene profundidad. Hay 15.000m2 de superficie habitable
dentro del edificio. A esto se suman tres hectáreas de terreno
que llega hasta el mar, de manera que desde cada habitación se
sale a distintos caminos que terminan en la playa” explica Julio
Castro, director del parador.
Decoración orgánica
63 habitaciones con impresionantes vistas al océano conforman
el hotel, cuya decoración se inspira en las formas orgánicas, las
piedras y la vegetación. Diseños intemporales, sencillos y acogedores
que transmiten bienestar y tranquilidad. Los responsables
de Grupo Ramón García y Sutega afirman que “hemos buscado la
perfecta integración entre el pasado y el presente; entre la calidad
del turismo y el disfrute de los espacios naturales que ofrece la
Costa da Morte. Fomentando el conocimiento de la historia del
lugar, sus leyendas y mitos y poder empapar a los huéspedes de la
cultura del lugar”.
Para lograr esta decoración holística, los materiales utilizados
son el mismo tipo de piedra y madera de la propia estructura del
parador, respetando los tonos neutros que ya forman parte de la
arquitectura. La gama cromática escogida para todo el proyecto
encuentra su hilo conductor en los elementos de Galicia, desde los
colores del mar hasta la vegetación o los atardeceres.
Por ejemplo, en el centro del lobby encontramos un asiento que
evoca la Piedra de Abalar de Muxía. Y en las habitaciones, se
pueden ver elementos que nos recordarán al típico paisaje gallego:
los cabeceros de las camas inspirados en los bolos de playa, con
detalles simulando los líquenes de las rocas; las mesillas de noche
son troncos de árbol, y el separador de la bañera simula una larga
Rocío Macho