DISEÑO INCLUSIVO
68REPORTAJE
El diseño integrador
Rocío Macho
Solucionar problemas y cubrir necesidades aportando bienestar a la sociedad y a las
personas, es el objetivo del diseño inclusivo. Un concepto que afecta al diseño para
hábitat y contract, y que persigue no solo “integrar” a partir de la funcionalidad, sino
generar en las personas experiencias beneficiosas y participativas.
¿Por qué el diseño inclusivo habla de experiencias? Mientras que
lo que conocemos como diseño accesible consiste en la creación de
productos orientados a superar limitaciones y abordar la diversidad
de características físicas o cognitivas que se pueden dar en la
sociedad; en el diseño inclusivo, el resultado de la experiencia debe
imponerse al estado de limitación. Su fin por lo tanto es, además
de solucionar un problema, proporcionar sensaciones de bienestar
y superación estimulantes para el usuario, que impulsen su autonomía
y autodesarrollo.
En este sentido estos proyectos seleccionados de la exposición
“Diseño Inclusivo y Social” organizada por la Escuela Técnica
Superior de Ingeniería del Diseño y Las Naves en Valencia, ofrecen
una visión de este enfoque en distintas aplicaciones en áreas
de interés (o vinculadas) con el contract.
Del “diseño para todos” al diseño inclusivo
El arquitecto Ronald Mace acuñó en Estados Unidos a finales de
los años 80 el término “diseño universal” o “diseño para todos”.
Este concepto proponía siete principios a tener en cuenta a la hora
de diseñar para que los productos y servicios fueran adecuados
al mayor número de personas y situaciones, sin necesidad de ser
adaptados. Igualdad de uso, flexibilidad, uso simple y funcional,
información comprensible, seguridad, mínimo esfuerzo físico y tamaño
y adecuación al espacio fueron las premisas bajo las cuales
se empezaron a instalar en espacios públicos y privados, de forma
generalizada, barandillas, rampas, pavimentos seguros, textos en
braille, etc.
Paralelamente en Europa surge el diseño inclusivo, que amplía
este concepto en aras de la diversidad y una mayor adaptación,
enfrentándose a cuestiones individuales y colectivas que no se pueden
resolver con enfoques generalistas. Así, la aproximación del
diseño a las necesidades de las personas desde su particularidad
y sus limitaciones, requiere considerar la equidad como objetivo;
pues en muchos casos es un paso más hacia la igualdad.
Y dado que el diseño de los elementos que componen el espacio
que habitamos tiene una repercusión directa en el bienestar de los
individuos y de la sociedad, debe mantener un compromiso con
la diversidad. Porque como apunta la comisaria de la exposición
Marina Puyuelo, “el diseño siempre es social y está vinculado a la
vida de las personas y del planeta”. Es por ello que el diseño inclusivo
se pone al servicio de todo aquello que contribuya a hacer del
mundo un lugar mejor para todos.